sábado, 31 de diciembre de 2016

Despedida al 2016. Polvorones

¡Ya se nos acaba del 2016!

Hoy ya toca comerse las uvas y recapitular todo lo que nos ha traído, bueno y malo, este año que se acaba. Bueno... en realidad, vale más recordar las cosas buenas, que son las que nos dan felicidad y las que merecen la pena ser recordadas siempre. Las personas que nos alegran los días, las aventuras que nos ha regalado este año, los lugares nuevos que hemos podido conocer, las recetas que nos sacaron una sonrisa a nosotros y a aquellos con los que las compartimos... muchas grandes cosas que recordar.

Por otra parte, también, este cambio de año nos hace soñar con todo lo que está por venir, eso si que es emocionante. Vienen 365 páginas en blanco para poder llenarlas de más recuerdos y anécdotas. 

Antes de despedir el año, queremos compartir una última receta. Seguimos con la temática Navideña, y aun seguiremos con ella, porque aun nos quedan unos días para seguir inmersos en este ambiente lleno de luces, villancicos, sonrisas, reuniones, etc. 

Seguro que a los Reyes Magos les encantará probar estos polvorones y les dará fuerzas para seguir su camino repartiendo regalos. No os olvidéis de dejarles unos cuantos, que he oido que son muy golosos. Aquí os dejo la receta, tenemos una semana para ponerla en práctica ;)

INGREDIENTES:


65 gr. de almendra molida
250 gr de azúcar glas
500 gr. de harina
250 gr. de manteca de cerdo
1 cucharadita de canela
Azúcar glas para espolvorear



PREPARACIÓN:

Comenzamos precalentando el horno a 150 ºC.

En un recipiente amplio y apto para horno, tamizamos la harina y mezclamos junto a la almendra molida. Lo llevaremos al horno unos 20 minutos, revolviendo de vez en cuando. Una vez pasado el tiempo de horneado, lo dejamos enfriar para poder seguir con la receta.



Ya tenemos la mezcla de harina y almendra fría, o al menos atemperada, por lo que añadimos la manteca, el azúcar y la canela (ésta última es opcional). Lo amasamos solamente hasta que tengamos una masa homogénea. Esto es muy importante, porque si manipulamos la masa más de lo debido, nuestros polvorones se convertirán en unas galletas finas, como si fuesen tejas. Consejo basado en la experiencia, eso si, espachurrados o no por la bandeja del horno seguían estando ricos.

Estiramos la masa con un grosor de al menos un centímetro y con la ayuda de un corta pastas damos forma a nuestros polvorones.


Una vez toda la masa cortada, y con el horno precalentado a 200 ºC, cocemos los polvorones durante unos 8 minutos y después 5 minutos más solo con calor por arriba. Hay que tener un ojo puesto en el horno, ya que se queman con facilidad, una vez que estén un poco dorados estarán listos para salir.


Los dejamos enfriar antes de espolvorearlos con azúcar glas.

Como idea de presentación, o para regalarlos, los podéis envolver en papel de seda, como en la foto o con forma de caramelo.


Y hasta aquí el último post del año. Esperamos que paséis una noche de lo más agradable y feliz, lo celebréis por todo lo alto y que este año 2016 os haya dejado un buen sabor de boca.


Desde algún punto entre Japón y Chile y un rinconcito de Asturias os deseamos un próspero año 2017 :D


viernes, 23 de diciembre de 2016

Reto Alfabeto Dulce XIV: Tartaletas de almendra y frambuesas

¡Buenos días! Esta semana tocan dos recetas, y es que hoy es el último Reto Alfabeto Dulce del año. Madre mía como van pasando los meses y vamos cumpliendo con diferentes retos... esto es un no parar, pero como es hacer algo que nos gusta pues es lo mejor del mundo :)

Este mes teníamos dos ingredientes que me encantan, sobretodo uno de ellos. Los protagonistas de la receta son la almendra y las frambuesas y yo soy super fan del primero. Todo, pero absolutamente todo, lo que lleve almendra me gusta, y ademas ahora en navidad hay mogollón de dulces típicos que la llevan, así que un motivo más para que me encante la Navidad. Que madre mía, ¡¡ya está ahí!! Mañana es Nochebuena, que ganas tenia. Bueno y ayer fue la Lotería, que me encanta. ¿Soy la única que se planta enfrente de la tele y se adueña del salón? Ya como hacía mi abuela, yo he querido seguir con su legado, enciendo una vela en una brujita de la suerte para ver si nos da alguna alegría.

Bueno, vamos a lo importante, la receta de hoy. He preparado unas tartaletas de almendra y frambuesa super fáciles de hacer. A mi me salió para hacer 6 tartaletas, pero como eran bastante grandes y hondas el relleno solo me dio para cuatro. Pero eso no es problema, porque rápidamente una servidora apaña una crema de queso y hacer tartaletas de tarta de queso. Estoy segura de que nadie en casa se va a quejar por la variedad jajaja

Aquí os dejo como hice estas tartaletas, desde la base hasta la decoración.

INGREDIENTES

Masa quebrada:
150 gr. de harina
90 gr. de mantequilla (en pomada)
2 cucharadas de agua tíbia
Una pizca de sal

Crema de almendra:
100 gr. de almendra molida
90 gr. de azúcar glas
75 gr. de mantequilla (en pomada)
1/2 cucharadita de levadura química
1 huevo

Decoración:
Frambuesas
Cobertura para tartas y tartaletas

PREPARACIÓN

Comenzamos con la masa quebrada haciendo un volcán de harina y colocando en el centro la mantequilla, el agua y la sal. Con las manos lo amasamos hasta crear una masa lisa, pero sin pasarnos de amasado, con que se liguen los ingredientes es suficiente. Formamos una bola y lo dejamos reposar 30 minutos.





Pasado el tiempo de reposo, enharinamos la superficie de trabajo y con un rodillo estiramos la masa. Ahora podemos usar unos moldes para tartaletas o un molde grande, depende de si preferimos hacer una tarta. Dependiendo del tamaño escogido los cortamos dejando un margen para que cubra también las paredes de la tartaleta. Untamos los moldes con mantequilla y espolvoreamos un poco de harina para que no se nos pegue la masa y los forramos con la masa. Con la ayuda de un tenedor la pinchamos bien por todas partes para que cuando la horneemos no se hinche. Cocemos las tartaletas unos 6-7 minutos a 180ºC, teniendo previamente el horno precalentado.




Es el momento de preparara la crema. En un bol ponemos la mantequilla y el azúcar y lo batimos hasta que quede una pasta suave. Después añadimos el huevo y una vez integrado terminamos incorporando la almendra molida junto con la levadura. 





Cuando ya tenemos las tartaletas y la crema listas pasamos a montarlas. Ponemos unas dos cucharadas de crema en cada tartaleta y volvemos a hornear hasta que la crema coja un poco de color y la tartaleta se vea un poco doradita. En el caso de mis tartaletas, como eran bastante grandes estuvieron unos 14-15 minutos. Las sacamos del horno y dejamos enfriar.

Una vez frías, las decoramos con frambuesas y las pintamos con cobertura para tartas y tartaletas. Esta cobertura se vende en sobres en la sección de repostería de los supermercados. Consiste en unos polvos a los que hay que añadir azúcar, después diluir en agua fría o zumo de frutas, llevar a ebullición revolviendo de vez en cuando y dejarlo enfriar un minuto antes de utilizarlo.







Cuando se seque la cobertura están listas para probarlas. Nos quedaran unas tartaletas preciosas y brillantes. Definitivamente entran por los ojos, ¿no os parece?
Y después de estas tartaletas, toca ponerse en modo Navidad ON. Yo, la loca de la Navidad, empezare a aburrir a todos los de casa con villancicos, corriendo de un lado para otro emocionada, ayudando a mi madre a preparar todo lo que pueda. Nos queda una cornada intensa de cortar queso, preparar los platos de entremeses, preparar todos los dulces navideños, desmenuzar el pollo para el consomé... en definitiva, preparar cosas ricas que no vamos a ver ni dos segundos delante de nosotros, pero que lo disfrutaremos a más no poder. ¡¡¡Aiss que ganaaas!!!


Feliz Navidad y que paséis unas fiestas maravillosas rodeados de vuestros seres queridos :D

martes, 20 de diciembre de 2016

Bûche de Noël o Tronco de Navidad

¡Ya entramos en la semana de Navidad! 

Durante esta semana muchos se quedan de vacaciones, vuelven a casa y se reencuentran con gente querida. Es una semana llena de abrazos, sonrisas, sorpresas y reuniones familiares y de amigos. En resumen, una semana... ¡especial!

Algo característico de la época son las tradiciones, y en este post traemos un postre tradicional francés, el cual tiene una bonita historia detrás.

Hace muchos, muchos años existía una tradición que consistía en adornar con lazos verdes, sal y a veces salpicar con aceite y vino un gran tronco que en Nochebuena que el más pequeño de la casa arrojaría a la chimenea mientras se cantaban villancicos y los abuelos contaban historias. En el momento en el que ya solo quedaban cenizas, las guardaban durante un año como amuleto de buena suerte y así evitar los males y las catástrofes.

Sin embargo, al llegar la Revolución Industrial, las cocinas fueron de carbón, y esta tradición, que databa del siglo XII, empezó a desaparecer. Aun así en algunas casas trataban de conservar la costumbre.

En la época de Napoleón II finalmente se volvió casi imposible continuar la tradición de quemar el tronco ya que debido a la gran cantidad de enfermedades que había durante el invierno, se ordenó tapar todas las chimeneas para que no entrase el frío.

Como solución para no perder la tradición, en 1898, al pastelero francés Pierre de Lacam se le ocurrió crear un postre con forma de tronco el cual estaba relleno de crema pastelera de chocolate o crema de mantequilla de café, lo que hoy conocemos como Tronco de Navidad o Bûche de Noël.

Después de este sermón no me voy a enrollar más porque la receta es larga de contar y además hay muchas fotos del paso a paso. Aquí os dejo el Tronco de Navidad relleno de crema de turrón.

INGREDIENTES:

Para el bizcocho:
4 huevos
120 gr. de harina
120 gr. de azúcar

Para la crema de turrón:
200 gr. de turrón blando o Jijona
250 ml. de leche
250 ml. de nata
2 yemas
15 gr. de azúcar
40 gr. de maizena

Para el almíbar:
50 gr. de azúcar
50 ml. de agua

Para la cobertura de chocolate:
200 gr. de chocolate para coberturas
200 ml. de nata
50 gr. de mantequilla

PREPARACIÓN:

Comenzamos haciendo el bizcocho separando las yemas de las claras. En un bol montamos las claras a punto de nieve añadiendo 60 gr. del azúcar hacia la mitad del proceso. En otro bol blanqueamos el resto del azúcar con las yemas. Una vez estos dos pasos hechos, agregamos la mezcla de las claras en la de las yemas con movimientos envolventes para que no se vaya el aire que hemos creado. Finalmente añadimos la harina tamizada también con movimientos envolventes.





Ya tenemos la masa lista, por lo que la extendemos en la bandeja del horno que tendremos cubierta con papel sulfurizado. Tenemos que intentar que nos quede con forma rectangular y lo más homogéneo posible. Lo horneamos a 180 grados (el horno lo tenemos que tener precalentado) durante unos 10 minutos. No debemos de quitarle el ojo ya que es un bizcocho muy fino y en un segundo se nos puede pasar de cocción.


Ahora toca la parte que más miedo me daba, enrollarlo. Para ello cubriremos el bizcocho con un papel sulfurizado y le damos la vuelta, de modo que nos quede el primer papel hacia arriba y podamos despegarlo de la base del bizcocho con cuidado. Colocamos otro papel encima (si en esta receta gastamos mogollón de papel de horno) y comenzamos a enrollar. Una vez hecho el rollo lo dejamos enfriar mientras hacemos el resto de pasos.






Viene el momento de preparar la crema de turrón. Comenzamos derritiéndolo junto a la leche y la nata a fuego medio. Por otro lado juntamos las yemas con el azúcar, no hay que blanquearlo, solo integrar los dos ingredientes. Cuando se haya derretido el turrón con los líquidos añadimos la mezcla de yema y batimos con la ayuda de unas varillas. Una vez integrado, añadimos la maizena sin dejar de batir. Seguiremos así hasta que nuestra crema espese. Después lo pasamos a un bol para que enfríe.






Pasamos ahora a la cobertura, uno de los pasos más sencillos. En un cazo derretimos el chocolate con la nata. Cuando lo tengamos deshecho lo apartamos del fuego y añadimos la mantequilla. Revolvemos hasta que quede un chocolate sin grumos y brillante. Lo pasamos a un bol y lo dejamos enfriar, ya que así cogerá consistencia y será más fácil después decorar nuestro tronco.



Por último nos queda preparar el almíbar poniendo el azúcar y el agua al fuego. Esperamos removiéndolo de vez en cuando con unas varillas hasta que rompa a hervir. Lo dejamos 5 minutos y listo.


Llego el momento de nuestra obra de ingeniería, montar el pastel. 

Desenrollamos el bizcocho y lo empapamos bien con el almíbar ayudándonos con un pincel de cocina. Lo cubrimos con la crema de turrón y lo volvemos a enrollar con cuidado.







Cortamos los dos extremos del tronco como muestro en la foto para darle la forma de ramas cortadas.


Con las porciones que hemos cortado las colocaremos en el tronco, una a un lado y otra encima. Primero ponemos un poco de chocolate para que se pegue bien y tratamos de colocarlo lo más firme posible, sin apretar mucho, que no queremos que se nos salga el relleno.




Y ahora viene la parte más divertida, pintarlo todo de chocolate, yo me ayudé con una espátula. Dejaremos los extremos del tronco y de las ramas cortadas sin cubrir, ya que el chocolate simula la corteza. Podemos dejarlo con el relieve que hemos hecho al cubrirlo con chocolate o darle más textura con un tenedor. A mi me gustó como quedó a la primera, por lo que no hice lo del tenedor. 



Y ¡tachan! ya tenemos nuestro tronco. A partir de aquí podemos dejar volar nuestra imaginación al decorarlo. Podemos espolvorear azúcar para simular nieve, podemos hacer setas de merengue, ponerle flores y hojas... lo que más nos guste o dejar a los más peques que lo decoren a su manera.

Esta receta la encontré en la página de Lidl y me gustó tal y como estaba, además vi que tienen un vídeo en el que lo explican paso a paso. Os dejo su link por si queréis echarle un vistazo.



Espero que os haya parecido interesante la historia y la receta. Me despido rápido, que se me hace eterno.


¡Sed felices y feliz Navidad!


Millones de besos ;)



martes, 13 de diciembre de 2016

Bombones de avellana tipo Ferrero Rocher

¡Buenos días invernales!

Seguimos con las recetas navideñas. A mi si alguien me pregunta cuál es el bombón que me recuerda a esta época del año no lo dudo ni un momento, los Ferrero Rocher con su envoltorio dorado y los anuncios de super fiestas de Navidad amenizados con una pirámide de estos bombones.

El problema es que son un poco carillos e intentas estirar la caja todo lo posible, aunque no lo consigas. En mi casa hubo algunos años que ademas de los Ferrero Rocher se traían cajas variadas en los que había otros de coco, de limón y los también míticos Mon Chéri, con los que tuve una mala experiencia de pequeña, no me esperaba que los bombones pudiesen tener alcohol, mi cara debió de ser un cuadro cuando me comí uno con toda la ilusión del mundo y descubrí su sabor, desde entonces que no los volví a probar. Bueno a lo que iba, solíamos comprar cajas variadas, pero siempre pasaba lo mismo, los primero que se acababan eran los Ferrero Rocher y los demás iban dando vueltas de comida en comida hasta el final de las fiestas. Por lo que decidimos comprar los de siempre, que son los que más nos gustan, con su exterior crujiente y la sorpresa en el interior.

Este año he decidido hacerlos yo misma y ahorrarnos el coste de la marca, y creo que he acertado de pleno, lo casero siempre tiene un sabor especial. Aquí os dejo la receta.


INGREDIENTES:

40 gr. de avellana triturada
30 avellanas enteras ( el número de bombones)
Crema de chocolate con avellanas, para que se parezca más recomiendo usar Nutella
30 gr. de barquillo (como el que se utiliza para hacer sándwiches de helado)
250 gr. de chocolate de cobertura


PREPARACIÓN:

Lo primero preparamos los ingredientes. Un truco es que metamos la Nutella (o crema que vayáis a utilizar) en la nevera para que esté fría y consistente para que sea más fácil de manejar. También trituramos con las manos el barquillo.

Y ahora empezamos a mancharnos las manos, pero manchándonoslas a lo grande, al menos yo, si a vosotros no os pasas contarme vuestro secreto.

Entonces, cogemos una avellana y una cucharadita pequeña de Nutella en la que escondemos el fruto seco, lo rebozamos en el barquillo triturado y lo dejamos reposar en una bandeja. Cuando tengamos ya todos los bombones hechos los metemos en el congelador al menos media hora para que vuelvan a coger firmeza.
Mi desastre particular

Mientras esperamos derretimos el chocolate al baño María. Una vez líquido le añadimos la avellana triturada.


Sacamos los bombones del congelador y los bañamos en el chocolate con avellana. Una vez hecho con todos lo volvemos a meter al congelador, o a la nevera hasta que el chocolate se endurezca.

Después ya están listos para comer, regalar o adornar el árbol de Navidad como hice yo. Tan sencillo como envolverlos en papel bonito y atarlos con un cordel. En mi caso los he envuelto en papel de regalo rojo brillante y con un cordel dorado los he cerrado dejando largos los extremos para poder colgarlos. También podéis imitar a los bombones originales y envolverlos en papel de aluminio color dorado, solo que yo no lo encontré, pero fijo que existe.


Y eso es todo, unos ricos bombones para regalar felicidad ;)


¡Feliz semana!